Mi verdadero amor
- El Bloh
- 4 dic 2014
- 2 Min. de lectura
No voy a comenzar diciendo mentiras hablando de mí, como una mujer apasionada. De hecho, lo único que me apasiona en la vida son los libros y la escritura. Pero hoy quiero contarte de ese alguien que me hizo enloquecer desde el primer instante.

No puedo decir que era lunes o martes, porque definitivamente no lo recuerdo. Solo sé que durante mucho tiempo leí historias en las que alguien como él era protagonista. Me lo imaginaba cada vez más tierno y agresivo al mismo tiempo. Incluso, podía llegar a sentir el fervor de su mirada con solo pensarlo.
Un día, tan común y corriente como cualquier otro, llegué a la conclusión de que por despistada ni siquiera percibía lo cerca que estaba de mí. Y por eso precisamente no me atrevo a refutar la frase que dice que el ‘amor ’vuelve a la gente algo… ¿tonta?
Siempre he sido una mujer seca, fría diría yo. No acostumbro a decir palabras románticas; y si algún día me lo llegas a escuchar, es porque estoy mintiendo o quizás esté amenazada. -una nunca sabe- pero creo que en este caso traicioné mis principios y me atreví a hacerlo y peor aún, porque lo hice de corazón. Ni yo me lo esperaba.
A veces por mucha gente que haya alrededor nuestro, sentimos un vacío. Soledad, suele llamarlo la gente. Un día llegó un amigo con ese… _ no sé cómo describirlo_ ¿alguien?, pero no lo trajo para mí. Se lo presentó a otra persona. Seguro creía que con alguien diferente iba a estar muchísimo mejor.
Aún recuerdo la primera vez que lo vi. Era muy distraído e incluso algo torpe me atrevería a decir. Su piel morena intensa me llamaba mucho la atención, porque era así, tal cual lo había leído tantas veces.
Él no socializaba con nadie, y por lo regular permanecía en los lugares más callados que hubiese. Su corta edad y el liso de su cabello lo hacían parecer cada vez mucho más tierno. Él también supo desde el primer momento que yo era su mujer indicada, _era el único que lograba sacar el lado tierno que hay en mí, y vaya que tarea tan difícil_. Ahora no se despega de mí ni un segundo.
Sí, hace muchos años, un mismo gato negro inspiró a Edgar Állan Poe a escribir las letras más horroríficas, pero a la vez más apasionadas que pudieran salir en medio de su demencia. El mismo gato negro que cada mañana me trae una sorpresa diferente. A veces una cucaracha, un ratón, un pájaro e incluso lagartijas, a veces con cola, otras no. Todo depende de su humor gatuno.
Cuando el manjar es muy grande, Állan mi gato se come la mitad y el resto lo deja bajo la cama, si es muy pequeño él prefiere dármelo todo a mí. ¿A quién de ustedes le llevan el desayuno a la cama todos los días? ¿Alguno de sus amores deja de hacer lo que sea, simplemente para quedarse dormido al lado tuyo? Quizás lo hagan. Pero… ¿siempre?
¿Saben que es lo que más me gusta de mi gato?, la pasión con la que escucha cada una de mis lecturas.
¡¡Eso sí es amor verdadero!! Por eso, Te amo Állan.
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