¡Nuestros dramas, ella y yo!

Me he tomado 5 cócteles que yo misma preparé.. jaja no sé imaginan lo horribles que quedaron, pero no importa ¡yo ya estoy en mi salsa! y estoy teniendo una conversación muy agitada con mi mejor amiga a través de whatsapp porque ajá, los tiempo de ahora… y bueno también porque nos separan 4256.715 kilómetros, para ser exacta; y en estos momentos es cuando más la necesito. No sé si es porque nos conocemos tanto la una a la otra, el destino o las cosas de la vida, pero después de mi tercer cóctel decidí tomar un baño de agua caliente, luego de eso vi mi celular y como por arte de magia tenía 20 mensajes de ella y ahí se desató todo. ¡Btw, I love u so much my blacky!

Cuando una de está mal -menos mal, porque donde las dos nos juntemos en un momento de crisis existencial, mínimo mínimo terminamos en el hospital- la otra siempre, siempre, créanme que no exagero cuando digo que siempre, está ahí para dar alientos y también, y más importante para sacudir y decir que todo va a estar bien, que somo fuertes, valientes y decididas, que no importa cuándo ni dónde, ahí estaremos. Y pues bien, la que estaba mal era yo evidentemente, y tras dos horas de hablar con ella las cosas fueron aclarando.

No necesito un psicólogo, creo que con ella me basta y me sobra. Y es que justo ahora las dos nos encontramos en una situación similar y eso ayuda a que nos entendamos mucho más. Las dos estamos viviendo en el extranjero y de una u otra forma los problemas de las dos se han convertidos en “nuestros”. Las dos estamos haciendo un intercambio cultural, pero yo inicié hace 22 meses y mi ‘Bff’ hace 7 meses, yo estoy a tres semanas de finalizarlo y mi yo ansioso está volviéndome loca. Esta fue una experiencia que decidí tomar como “año sabático” pero se convirtió en dos años y ahora, como buena millenial me siento a la deriva.

Hasta hace unos años tenía todo claro. sabía que después del colegio iría a la universidad y al terminar la ‘U’ haría mi intercambio cultural, luego regresaría a ejercer mi carrera, estudiaría un posgrado, viajaría por el mundo, tendría mi familia, mi casa, mis cosas y todo lo que uno sueña. Pero después de vivir dos años en el exterior ya no sé si eso sea lo que quiera, y peor aún.. ¡no sé qué quiero!

Sé que con esta experiencia he aprendido a conocerme demasiado bien, pero creo que a medida que crecemos vamos descubriendo facetas de nosotros mismos que no conocíamos. Y quizás por esto siento que ya no quiero hacer nada de lo que había “planeado”.

La conversación con mi mejor amiga se basó en la lucha constante que tengo con mi aceptación y realización personal, y ella de un solo: ¡No más! ¡aquí a la única que tiene que hacer feliz es a usted misma. Los demás que se jodan! ¡Sé que nos criaron con un modelo de “tienes que estudiar, tener una familia, hijos, esposo, cuidarte y ser feliz” y no va a pasar nada, absolutamente nada si no haces eso! ¿No quieres estudiar?, ok, no lo hagas, pero eso tendrá consecuencias. ¿No quieres tener familia? ¡no lo hagas!, ¿quieres ser soltera hasta los 40 o por siempre?, hazlo, no pasará nada, el mundo va a seguir allí. Aquí lo único que importa es que te despiertes cada día pensando en cumplir tus propósitos, esos que te hagan feliz y te hagan desear comerte el mundo. Visualiza eso que te haga querer despertar. Busca algo que te motive, porque lastimosamente estamos en esta generación ¡somos unas putas millennials que no nos llena nada! pero también maravillosamente en la que podemos conseguir absolutamente todo lo que queramos si así lo queremos. Y aunque suene cliché, si mañana vuelves a sentirte así y que nada te hace feliz, vamos a volver a empezar juntas y a buscar eso que necesites. Aquí voy a estar una y mil veces, si una y mil veces me necesitas.

Y así terminé mi sexto cóctel. Muchísimo más tranquila, relajada, dejando de preocuparme tanto por el mañana luego de haber hablado con mi mejor amiga. Y aunque el futuro me agobia muchísimo, no lo puedo negar, dejaré que cada día traiga su afán. Por ahora, solo que meda disfrutar estos últimos meses viviendo en otro país, mientras regreso a la realidad del mío.