Mi verdadero príncipe

¿Qué si creo en príncipes? ¡Pues obvio! Tengo uno desde hace 7 años y me dice tía.

Tía es una de las palabras más hermosas con que se han referido a mí, y es que ser tía es una de las bendiciones más grandes que he recibido; mi ángel llegó para iluminar mi vida, llenarme de sonrisas, alegrías, lagrimas, mal genios y mucho, pero mucho amor.

Y cómo no enamorarse cada día de ese pequeño hombrecito si cuando te ve llegar a casa, se va corriendo hacia ti y te dice: -¡tía, te extrañe! Te da un fuerte abrazo del oso, acompañado de un beso en la mejilla; es una sensación tan hermosa… es algo indescriptible, es el amor en su más pura expresión.

Es que es tan “picaro” como diría mi mamá, que recuerdo que cuando era un bebé y estaba empezando a decir sus primeras palabras, no me decía tía, me llamaba por mi nombre sólo porque sabía que me molestaba, y para él era motivo de risas el verme “enfadada” por eso.

Puede que esté muy chiquito, pero es un niño muy piloso, te sale con cosas que creerías tú que un niño de esa edad no entendería; trata de darte consejos, claro está, a su manera, porque sólo tiene 7 añitos, siempre quiere levantarte el ánimo cuando te ve triste o enojado.

En una ocasión estaba enferma y lloraba de dolor, mi príncipe se me acercó, me acarició la cabeza y me dijo: -¿qué tiene tía? ¿está enfermita? No se preocupe que Diosito la va a curar. En serio, eso me mató de

amor.

Cosas de las que amo es hacerle cosquillas, me fascina escucharlo reír a carcajadas hasta hacerlo decir:

-Tía, ¡ya no más! Luego de un rato me mira, sonríe y dice: ¡otra vez! Y aunque no todo es tan color de rosa, hay momentos en lo que me desespera, no lo niego, es muy travieso y en algunas ocasiones no me hace caso, bueno, la mayoría de las veces; es como decirle: -mi vida, no te subas ahí porque te vas a.... ves, levántate y límpiate. Así es él y así le pone magia a mi vida.

Definitivamente mi príncipe es el mejor regalo que me ha dado mi hermano, amo ser tía es lo máximo y sí, ¡quiero muchos sobrinos más!