A mi hermana
- El Bloh
- 24 may 2016
- 2 Min. de lectura
Con el tiempo uno va entendiendo que no es cantidad sino calidad lo que uno necesita en la vida. Por eso con los años uno descubre quiénes fueron, quiénes son y quiénes serán incondicionales con uno por el resto de la vida. Por ejemplo sé, que mi hermana estará dentro del minúsculo grupo con el que podré contar siempre.

Aunque socialmente sabemos que los hermanos peleamos entre sí por todo y por nada, también sabemos que las reconciliaciones se dan en un santiamén y de la manera más descomplicada posible y eso es lo que hace que las relaciones con los hermanos sean tan agradables, que aunque en un momento los queramos matar –literal- en el fondo sabemos que nos moriríamos si algo les llegase a pasar.
Y es que cuando niños nos cuesta entender que todos somos diferentes y cada persona es un mundo aparte. Por lo anterior, tanta pelea, pero son los años los que nos van enseñando que las diferencias nos hacen únicos y precisamente eso es lo que rescatamos de las personas que nos rodean, en este caso nuestros hermanos. Que a pesar de que tengan características que no toleramos y no vayan con nuestro ideales siempre estarán presentes en nuestra vida, para apoyarnos de alguna manera.
Yo solo tengo una hermana y les confieso me hubiera encantado tener más, pero a veces siento también que con ella me basta y me sobra. El hecho es que con ella he aprendido a compartir y eso es lo que siempre me ha parecido lindo de tener hermanos, que nos estamos preparando desde casa para ser buenas personas con los demás, creo que uno con los hermanos hace un curso intensivo de amistad, del cual nos graduamos generalmente con honores porque siempre habrán buenas historias que recordar y momentos inolvidables de los cuales hablar.
Hoy quise escribir sobre este tema porque quiero hacerles un reconocimiento a todos los hermanos del mundo -jajaja me emocioné-, porque no importa si uno es el hermano menor o el mayor puesto que siempre tendremos algo que enseñar y algo que aprender. Pero principalmente quiero agradecer a mi hermana por todas y cada una de sus enseñanzas, porque aunque es mayor y a veces parece que soy yo la que deba regañarla y llevar la batuta, ella sigue siendo el polo a tierra en esta relación de hermandad.
Además, saber que tengo a mi hermana me hace recordar que la perseverancia alcanza todos los propósitos que uno se trace en la vida. Cuando veo a mi hermana sé que el carácter fuerte y el carisma si pueden ir de la mano y que ese tipo de cosas son las que hacen que la admire cada día más, y me hace pensar que el mundo si vale la pena porque es bonito encontrarse con personas como ella.
¡Hermana, te amo!
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