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Tener a mamá y a papá

  • Foto del escritor: El Bloh
    El Bloh
  • 26 may 2016
  • 2 Min. de lectura

Siempre me he sentido muy bendecida por tener la posibilidad de nacer, crecer y haber vivido con mis padres, tenerlos cerca y que su imagen siempre esté presente.


Ilustración por Agustina Guerrero

Soy consciente de que en algún momento esto puede sonar muy sesgado, porque sé que muchos de mis amigos, familiares, compañeros y ustedes los lectores han crecido solo con un papá o solo con una mamá o quizá con ninguno de los dos; lo cual no está mal, más bien ha entrado a ser el modelo familiar del siglo XXI.


Yo soy de las pocas personas que tienen el privilegio de tener a ese par de personas maravillosas al lado, personas que siempre encuentro en el mismo lugar y que han sido un apoyo incondicional en el transcurso de mi vida y, aunque ya no viva con ellos esa figura paterna y materna siempre está latente.


Mis padres viven en el campo, y por motivos académicos he tenido que vivir en la ciudad desde hace algún tiempo, créanme, eso ha sido supremamente difícil, porque he tenido que dejarlos a ellos allá, siendo mi apoyo en la distancia.


Cada dos meses aproximadamente voy a visitarlos, _ellos casi nunca vienen_ y es muy emocionante llegar y verlos, saber que a mis 21 ellos me esperan como si yo siguiera siendo una chiquilla que necesita de sus cuidados, de sus atenciones, de su comida y una que otra vez de sus regaños.


Cuando estoy allá mi madre siempre me cocina y me consiente con su deliciosa comida, mi padre me pregunta cosas de la comunicación y de los locutores, ya que él se lo pasa escuchando radio, yo creo que mis hermanos alcanzan a sentir algo de celos, porque siempre dice: “ay como ella es la niña de la casa”, con un tono ligeramente irónico.


Los fines de semana que estoy allá el tiempo vuela, me olvido por completo del celular y del mundo exterior, me entrego al mundo del campo, a los animales, a los árboles, y además; procuro recuperar todo el sueño que he perdido mientras estoy en mis días de estudio.


Amo ir a mi casa, pero lo que más amo es ir y saber que mis padres estarán allá, que me esperan con ansias y con mucho amor, que para ellos soy una niña, así tenga que defenderme sola cuando me encuentro lejos de casa.


Solo hay una parte triste de ir a verlos, y es justamente el momento en que debo regresar y dejarlos allá, es como si un muro nos dividiera, sé que son solo montañas, pero la distancia hace que parte de mí se quede allá, y siempre pido tener la oportunidad de volverlos a ver, y que ese día sea más pronto de lo que todos creemos.




 
 
 

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