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Para mi copa menstrual

  • Foto del escritor: El Bloh
    El Bloh
  • 24 may 2019
  • 2 Min. de lectura

Ilustración. Lola Vendetta

Hoy quiero contarles mi experiencia con el uso de la copa menstrual, ya llevo casi un año con ella y por todos los aprendizajes que me ha dejado, quiero dedicarle este post a ella, la copita que me ha enseñado a conectarme conmigo misma.

Reconozco que en un principio tenía mucho miedo de usarla,había en mí  un montón de mitos y comentarios metidos en mi cabeza, que me hacían dudar de las bondades que tiene la copita. Pensaba: ¿qué tal se la trague mi vagina y no me la pueda sacar nunca más? O tal vez, si estoy en una fiesta y quiero cambiarme, ¿cómo puedo hacer eso en un baño público?, si me duelen los tampones y sufro un montonsísimo con ello, ¿cómo será con la famosa copa? En fin… una cantidad de cosas que no me permitían arriesgarme a dar el paso.


Por otro lado, estaba el grupo de chicas y publicaciones en redes sociales que veía sobre lo genial que se siente tener la copa, por la comodidad, la conexión y demás cosas gratificantes y que rompían todos esos mitos, porque eso es lo que son, mitos.


Decidí comprarla y comenzar a usarla, la esterilicé con agua caliente, me fui al baño, me senté, la doblé como decían las indicaciones y la introduje en mi vagina y ahí se quedó y me sentía muy bien, aunque ya tenía curiosidad de quitármela pa’ ver cómo era ese proceso también. Pasaron unas horas y fue genial, no la sentía, no me incomodaba, no manchaba mis tangas. Cuando fui a quitarla me llené de miedo, e introduje mis dedos y ¡vaya sorpresa! No encontraba la copa para retirarla. Volví a sentir todos los miedos, no quería vivir por la eternidad con una copa en mi cuerpo, jajajaja pero todo era solo efecto de los nervios, me relajé y la saqué.


La segunda vez fue súper fácil encontrarla y retirarla, y así las siguientes veces del año. Le dije adiós a las toallas higiénicas, y adiós a los insoportables tampones, jamás volví a sentir mal olor en mi sangre menstrual, ya que descubrí que ese olor maluco era producido por el algodón de los productos que usaba antes.


Sacar la copa y ver la sangre acumulada me ha permitido reconocerme como una mujer cíclica que cada mes limpia su organismo de todas las energías y demás elementos que ingresaron al cuerpo en ese tiempo. Dejé de ver mi menstruación como ese monstruo horrible que llega cada mes que no nos permite usar ropa interior chiquita o ir a piscina si no usamos tampones, o hacer una infinidad de cosas.


Hoy por hoy, siento que es de las mejores decisiones que he tomado para con mi cuerpo, lo cual me ha permitido tener una relación muchísimo más armónica conmigo misma, reconocer el momento del ciclo en el que me encuentro y sentir por supuesto, que mi menstruación ya no es ese monstruo que antes pensaba. ¡Chicas anímense, no se van a arrepentir!



 
 
 

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